La Costa del Sol tal y como la conocemos hoy vio la luz por primera vez a principios de los años 50, cuando un grupo de pioneros, miembros de la jet set de aquel entonces, escogió esta parte del sur de la costa mediterránea como el lugar perfecto para pasar el verano – que poco a poco se fue ampliando a todo el año.
Al Príncipe Alfonso Hohenlohe y a otros como él, les atrajo la zona por la combinación del sol, el paisaje espectacular rodeado de playas, cuevas y montañas y la cultura andaluza, con su poderosa pero a la vez informal influencia, que impregnaba toda la zona con un encanto seductor. Al estilo de los viajeros de los Grand Tour de antaño, estos visitantes – la mayoría de clase social alta, nacidos en originarios del norte de España, norte de Europa y Norteamérica – acuñaron el nombre “Costa del Sol”, un término que se convirtió en todo un concepto más que en la descripción de una zona geográfica.
Aunque la Costa del Sol se extiende a lo largo de más de 150 kilómetros desde Sotogrande en su límite occidental y hasta Nerja en la parte oriental, Marbella siempre ha sido el punto neurálgico de toda la zona. Sin hacer de menos a Málaga, la capital de la provincia, ya que la ciudad se encuentra algo apartada conceptualmente de la “costa” que se abre a ambos lados. Hace ya muchos años, el turismo de esta zona casi se limitaba a visitantes de invierno que acudían a las playas de Málaga, pero a partir de los años 50 este tipo de turismo ha sido suplantado por el creciente número de viajeros estivales que han hecho de la Costa del Sol uno de los destinos turísticos más emblemáticos y solicitados en todo el mundo.
Una costa de transición
Cuando aquellos pioneros llegaron a la costa, se encontraron con plantaciones de caña de azúcar salpicadas de apacibles pueblecitos de pescadores, como lo eran Marbella, Fuengirola y Nerja. Tradicionalmente, las ciudades más ricas se encontraban en el interior, pero la transición desde la pesca y agricultura al turismo fue lo que hizo surgir el litoral como nunca hasta entonces desde los tiempos en que fenicios, cartaginenses y romanos partían desde estas costas con barcos cargados de trigo, vino y aceite de oliva, además de las fábricas de conservas de pescado de las que aún podemos contemplar los cimientos en lugares como Almuñecar.
Centrándose en Marbella, los creadores de la Costa del Sol se rodearon de un selecto grupo de actores, artistas, aristócratas y magnates de los negocios. Durante las dos primeras décadas de su existencia, la Costa del Sol fue su refugio y lugar de ocio privado, a lo que en 1971 se unió Puerto Banús con su glamour. Poco a poco, la Costa se hizo más asequible para otros visitantes de climas nórdicos y mientras que en Marbella y Sotogrande predominaban las villas, hoteles de lujo y campos de golf, en lugares como Fuengirola y Torremolinos se desarrolló un tipo de turismo de nivel más económico tipificado por altos edificios hoteleros y visitantes de cubo y pala.
La cantidad de visitantes estivales que soñaba con poder establecerse aquí todo el año iba en aumento, y a medida que muchos de ellos hacían realidad este sueño, las ciudades y complejos turísticos se extendieron a lo largo del litoral. El número de puertos deportivos y de ocio, clubes de playa y hoteles de lujo aumentaron, además de los 64 campos de golf de primer nivel que han hecho de este lugar el centro del golf en Europa, dándole el merecido título de Costa del Golf. La creciente población de residentes permanentes también ha dado lugar al aumento de centros de negocios y servicios profesionales, así como modernos centros comerciales, boutiques de diseño y colegios internacionales que preparan alumnos para su acceso a la universidad a nivel local tanto como así como fuera de España.
Uno de los motivos de la popularidad de esta zona es que goza de temperaturas y estilos de vida comparables a California ó Australia y sin embargo se encuentra a unas 2 horas de vuelo de las principales capitales europeas. Con más de 300 días de sol al año y un rango de temperaturas de 16 a 30 ºC, es fácil comprender el porqué son muchos los que se sienten atraídos por este rincón de Europa. Hoy en día, la Costa del Sol recibe más de 10 millones de visitantes al año, y la reciente ampliación del aeropuerto de Málaga – que es ya el destino principal de los vuelos que despegan desde el Reino Unido – nos demuestra que se esperan aún más en el futuro. El espacio de la terminal ha pasado de 135.000m2 a 385.000m2 mientras que las nuevas pistas casi doblarán el número de vuelos por hora, pasando de 37 a 72.
Una nueva era
Con los 700.000 habitantes de Málaga capital incluidos, la Costa del Sol es el hogar de más de un millón de personas. Mientras que la industria turística y la inmobiliaria siguen siendo los motores principales, zonas como Marbella, Estepona y Fuengirola han evolucionado pasando a ser ciudades más cosmopolitas dispuestas a diversificar su base económica y entrar de lleno en el siglo XXI. El proyecto de la construcción de un puerto deportivo que albergará cruceros, un hotel de lujo y centro comercial que se levantará en la parte oriental de Marbella ha generado gran entusiasmo, pero igualmente importante es el desarrollo de otras infraestructuras tales como una red de autobuses y trenes monorraíl que unirán las ciudades y complejos de la costa, avenidas peatonales y para ciclistas, parques y zonas verdes, centros históricos cerrados al tráfico rodado y también la aparición de los sectores de servicios creativos, profesionales y de altas tecnologías para aprovechar los inigualables recursos humanos de la zona y ampliar su base económica, en lo que se ha descrito como una apasionante nueva etapa en la historia de la Costa del Sol.